Quedan aún en Madrid algunos de aquellos económicos pero cada día desaparece alguno para ser sustituido por locales modernos, higiénicos, perfectamente decorados, franquicias impolutas de camareros almidonados de uniforme o restaurantes temáticos que parecen un decorado de parque de atracciones. Ya no es lo mismo.
En Mozambique hay infinidad de casas de comida. En Maputo se conservan de varias clases. Mis favoritas son, en primer lugar, las terrazas, merenderos o esplanadas , barracas de madera, chapa y mobiliario de madera, donde se sirven platos mozambiqueños típicos como el pollo a la brasa con patatas fritas y ensalada o el peixe frito, y, en segundo lugar, los económicos del centro de la ciudad, generalmente conservados desde la época colonial y donde sirven menús del día por un precio aproximado que va desde los 65 hasta los 85 meticales, es decir, entre 1,8 y 2,5 euros. Consisten, generalmente, en un plato combinado en el que se funden generosas raciones de arroz, patatas, ensalada y pescado o carne de todo tipo, a veces también con algo de pasta y verduras.
Para los nostálgicos, los locales conservan todo el sabor de las casas de comida españolas de hace treinta años pero aquí, a diferencia de lo que ocurre en España, no son reliquias sino lugares vivos y hasta casi de lujo porque para la mayoría de los trabajadores o personas de escasos recursos, el almuerzo consiste en un bocadillo gigante de salchichas o fiambre frito comprado en los innumerables puestos callejeros y comido allí mismo. Los habituales de los restaurantes económicos son oficinistas, empleados del estado o expatriados. Yo suelo frecuentar dos: O Galeto y O Jardim, ambos cerca de mi lugar de trabajo y que reúnen las mejores características ya descritas. En favor de O Jardim, añadiré que está al aire libre y que desde su enmaderada y tranquila varanda se disfruta del jardín botánico de Maputo que rodea a los comensales como un atento y rumoroso anfitrión.
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