lunes, 4 de junio de 2007

Sudáfrica

Sudáfrica es un país muy desarrollado. Tiene una superficie mayor que el doble de España y unos cincuenta millones de habitantes. Es un país rico en recursos, bien industrializado y con brillantes perpectivas de futuro. Aún así, la renta per cápita no llega a los 6.000 dólares anuales lo que coloca al país en el rango de, digamos, Turquía, Panamá, Brasil y Argentina. Pensemos que Portugal, por dar un ejemplo europeo, supera los 20.000 y nuestra querida España ya está por encima de los 30.000, casi al nivel de Italia. La cuestión es que la riqueza en Sudáfrica está bastante mal distribuida de modo que el nivel de vida de los blancos es mucho más alto que el de la mayoría negra. Esto hace que la media que supone la renta per cápita, no dé una idea real del nivel del país que, en ciertos aspectos, es increíblemente alto y hasta lujoso.
Una de las ventajas de Mozambique es su cercanía con Sudáfrica. La frontera de
Komatipoort-Ressano García está a 80Km. de Maputo y la capital J’burg -como dicen ellos- está a 600 Km. de magnífica carretera. A dos horas de Maputo hay extraordinarios centros médicos, dentistas de calidad y una oferta comercial absolutamente desconocida en Mozambique lo que hace que los fines de semana Sudáfrica sea el destino preferido de muchos mozambiqueños pudientes y de extranjeros expatriados. Por otro lado, la industria turística está muy desarrollada y ofrece una variedad y calidad de oferta, sencillamente sorprendente.
El mayor atractivo de todo el norte del país, celebérrima atracción administrada con exquisito celo y cuidado por las autoridades es el mundialmente conocido Parque Nacional Kruger, una inmensa extensión de más de dos millones de hectáreas, 350 Km. de largo por casi 60 de ancho, que le dan una superficie parecida a la de Israel, el País de Gales o toda la cordillera cantábrica española. Paul Kruger, presidente de la República, creó una reserva de caza en la zona en 1898 que fue el origen y punto de partida del parque actual. Entonces era mucho más pequeño y se concentraba en lo que hoy es la región sur, cerca del río Cocodrilo. El objetivo del parque era crear una red de abrevaderos para que los animales pudieran sobrevivir durante las sequías. Con el tiempo, el parque ha ido creciendo, desalojando a todos los primitivos habitantes (fundamentalmente al pueblo Makulele que fue íntegramente trasladado y que actualmente gestiona conjuntamente con la administración una zona del parque) y haciéndose accesible al turismo. Hasta los años 60 del siglo pasado no se comenzó a desarrollar esta actividad construyendo campamentos y dotándolos de electricidad, agua corriente y otras comodidades. Hoy es un inmenso laboratorio de estudios zoológicos y educativos, una atracción turística de primer orden y un proyecto en plena dinámica de expansión. En el año 2002, el Parque Kruger se unió al Parque Nacional Limpopo de Mozambique y al Gonarezhou de Zimbabwe para crear el Gran Parque Transfonterizo del Limpopo, una extensión de más de 35.000 kilómetros cuadrados que actualmente está en pleno proceso de consolidación y que constituye la mayor reserva natural de toda Africa.
Dedicamos el fin de semana pasado a recorrer el parque y sus alrededores. El viaje comenzó rodeando el Kruger por el sur, a lo largo del Río Cocodrilo, hasta Nelspruit. Desde allí, bordeando la frontera occidental de la reserva, por la provincia de Mpumalanga, subimos hasta Hazyview y, finalmente, Moholoholo, donde hicimos la primera escala. Pasamos la noche en un lodge donde nos proporcionaron una maravillosa cabaña a la que no faltaba detalle. El campamento está situado junto a un pequeño río que discurre frente a las montañas Drakenberg de impresionante presencia y muy cerca hay gran cantidad de atracciones turísticas: el cañón del Blyde River, viajes en canoa, rafting, ascensiones en globo, excursiones a caballo y muchas otras.
A pocos kilómetros del campamento se encuentra el Moholoholo Rehabilitation Center, un centro para el cuidado de animales heridos. Además de este trabajo, ofrecen visitas educativas donde se explican muchas peculiaridades de los animales, aspectos ecológicos del sistema y cuáles son los peligros que le acechan. Tienen una gran colección de animales que ya no pueden ser reintroducidos en la naturaleza, cada uno por diversas circunstancias aunque casi todas lamentables. Conocimos a Guardian, una impresionante águila negra que fue creada en cautividad y que se cree humana de modo que, siendo un animal muy territorial, atacaría a cualquier hombre para mantenerle fuera de su espacio de caza; a una preciosa y aterrorizada cría de rinoceronte negro, abandonada por sus padres después de haber caído en una trampa; a Big Boy, un majestuoso león de más de 200 Kg. de peso que también fue criado en cautividad y que ahora es tan afectuoso con los humanos que correría hacia ellos instantáneamente pero que, al verlos huir, no podría olvidar su instinto de que todo lo que corre constituye una presa y acabaría por matarlos. Finalmente conocidos a Snuffer, un ratel o honey badger francamente simpático. Fue criado por humanos y es un animal increíblemente inteligente que ha escapado de su jaula de 22 maneras distintas (información literal) y dotado, además de un valor a toda prueba. Al parecer, una de las veces en que se escapó, se le ocurrió ir a visitar a Big Boy al que, sin ningún temor ni provocación previa, decidió atacar. Pese a la enorme velocidad del ratel, Big Boy consiguió atraparle entre sus fauces pero, gracias a su piel gruesa y suelta, el animalito apenas sufrió daños. Días después, Snuffer volvió a escaparse, al parecer con el único propósito de buscar otra vez a Big Boy para vengarse de él, de modo que fue allí y le atacó. El león volvió a atraparle pero una vez más el pequeño mustélido consiguió zafarse sin grandes daños mordiendo al gran gato en toda la nariz. Es una divertidísima, amigable, valiente y juguetona criatura dotada, lamentablemente, de una inconcebible capacidad destructora que no le permitió seguir viviendo con la familia que le crió y que le abandonó hasta ser recogido por la fundación donde hoy podemos disfrutar de sus correrías.

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